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Hacer crecer tu barba es un camino largo y repleto de emociones. Las fases que te verás necesariamente obligado a atravesar estarán rebosantes de pequeños y continuos problemas que harán la aventura más complicada de lo que esperabas. Es por ello que, a continuación, voy a explicarte lo que se te avecina para que respires hondo, saques pecho y te lances más preparado que nunca hacia tu objetivo: ¡Todo por mi barba!
Durante, lo que me gusta denominar, “fase inicial” -cuando tu joven barba cuenta con solamente una o dos semanas de vida- comenzarás a escuchar algún que otro comentario de tu entorno, no especialmente malicioso, aunque, aún así, ligeramente sarcástico, preguntándote acerca de si olvidaste afeitarte por la mañana o si has tenido un mal día. ¡No te preocupes! Todavía te encuentras en un área segura. La gente de tu alrededor no es enteramente consciente del objetivo que te has planteado y las alarmas aún se mantienen silenciadas. En esta etapa te aconsejo, por muy vanidoso que seas, evitar contemplarte demasiado en el espejo. Acalla el Narciso que hay en ti, y mantente alejado de los reflejos que puedan ofrecerte una imagen muy poco habitual, y desafortunadamente poco estilosa –por el momento- de tu cara y de tu incipiente barba. Asimismo, te recomiendo que aproveches esta fase para hacer saber a aquellos que se encuentran a tu alrededor acerca de la aventura en la que te has embarcado. Explícales que tu mayor deseo, a día de hoy, es lograr esa barba con la que llevas tanto tiempo soñando y, por qué no, solicítales un poco de comprensión por su parte. Por último, habiendo tantos grupos de apoyo sobre temáticas tan diversas por el mundo, ¿qué te parece la idea de buscar un grupo de personas que te motiven y respalden tu propósito? Si la gente recurre a ello incluso para librarse de su adicción a comer donas, ¿por qué no para ayudarte en el proceso de hacer crecer tu barba?
Si sigues mis consejos es probable que seas capaz de superar la más terrorífica etapa que viene a continuación: la “fase obvia”. Este duro e intenso periodo comienza cuando resulta, y valga la redundancia, del todo obvio que estás haciendo crecer tu barba. Por mucho que te gustase, me temo que ésta no lucirá lustrosa, densa y con volumen, sino –de nuevo, por el momento– todo lo contrario. Ahí es cuando resultas más vulnerable y la gente atacará más despiadadamente tu nueva decisión. Comentarios como: ¿es que eres un Amish?, ¿quieres emular a nuestro señor Jesucristo?, o incluso algo más directos, tipo ¡líbrate ya de esa cosa que tienes en la cara! estarán a la orden del día. Tus amigos, tus padres o tus compañeros de trabajo te pueden llegar a mostrar su desaprobación con miradas críticas o caras de reproche, pero ¡recuerda! Es tu rostro y es tu barba. ¡Que no se diga que no vivimos en un país libre! Tu pareja también puede llegar a ser un factor especialmente desalentador, sobre todo si juega la baza del chantaje emocional: ¡Tu barba pica cuando te beso! Si me quisieras de verdad, te desharías de ella…-como si el hecho de hacer crecer una barba fuese una especie de infidelidad encubierta-. ¿Mi consejo? Mantente firme en tu propósito si quieres conseguir tu meta.
Si logras rebasar estos primeros meses de la “fase obvia”, llegarás, espero, exitosamente a la “fase de confirmación”, cuando tu barba comienza a verse tupida y, ante todo, deliberada. Es entonces cuando tu entorno, por fin –qué alivio-, comprenderá que tu barba y tú sois uno y que ahí se va a quedar. Los comentarios cesarán e, incluso, tendrás la suerte de que algunos aprecien lo bella y gloriosa que es. ¡Hurra! ¡Parece que lo has logrado!
Como ves, el camino no es fácil, pero como te aseguro que vale la pena. Se fuerte y superarás todos los problemas que implica el proceso de hacer crecer una barba. Tras unos cuantos meses, estoy más que seguro de que me sentiré tan orgulloso como tú mismo de la barba que has logrado.
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